BOVINO CRIOLLO CAMPUZANO

Tradicionalmente se reconocen en nuestro país ocho (8) razas bovinas criollas, todas ellas producto de la selección natural y dos (2) compuestas o colombianas producto de la acción del hombre. Las primeras son: Blanco Orejinegro (BON), Caqueteño, Casanareño, Costeño con cuernos, Chino Santandereano, Hartón del Valle, Romosinuano y Sanmartinero, y las dos compuestas el Lucerna y la Velásquez.

El M.V.Z. Emigdio Pinzón Martínez, en su libro “Historia de la ganadería bovina colombiana” (1981, 1ª Edición y reimpreso en 1991) señala la presencia de otras poblaciones bovinas colombianas, el ganado Campuzano y el Patiano.  Sobre el Campuzano, indica (sic) “El ganado campuzano es un grupo de bovinos que habita en la península de la Guajira, región árida, de escasa vegetación. Toma su nombre seguramente por ser descendiente de los hatos de las señoritas Campuzano, quienes poseían más de 16.000 cabezas en la región de Mompox (sur de la antigua provincia de Santa Marta). Es un ganado bastante primitivo, muy caminador y habituado al ramoneo de la vegetación arbórea de los terrenos áridos (cují, espinos y cactus). Es un núcleo bastante heterogéneo, poco numeroso, pues las cabras y las ovejas calentanas con gran facilidad reemplazan al bovino en ese ambiente tan escaso en agua”.

 

 

 

En el censo de bovinos criollos realizado en 1999 (Martínez, 1999) se reportaron, por primera vez y en forma oficial, los bovinos Campuzano y Caqueteño. El primero de ellos con una población mestiza, en una sola explotación, de 184 animales. Recientemente, el M.V. Marino Valderrama Rodas en la columna de Contexto Ganadero de 12 de julio de 2016, bajo el título https://www.contextoganadero.com/regiones/en-la-guajira-estan-tras-los-pasos-del-criollo-campuzano resalta las bondades adaptativas de esta población de animales y su papel para resolver los graves problemas de seguridad alimentaria, especialmente de la población infantil de las comunidades indígenas de la Guajira.

 

 

Desde esta columna hacemos un llamado a las autoridades nacionales y locales para promover el rescate, la conservación, la utilización y el desarrollo de tan importante recurso genético local, para promover el desarrollo sostenible y garantizar la seguridad y soberanía alimentaria de los pobladores de la península de la Guajira.